Cuando entrena, reúne la energía de varias fuentes de combustible que se encuentran en su cuerpo. Cuando hay oxígeno presente, la energía proviene del glucógeno almacenado y del azúcar en la sangre. Si entrenas lo suficiente, tu nivel de oxígeno disminuye y tus células musculares y glóbulos rojos responden descomponiendo los carbohidratos para obtener energía. El resultado es la presencia de ácido láctico y una sensación de ardor en el músculo. A veces, el dolor es lo suficientemente intenso como para afectar el rendimiento o detener una sesión de actividad o ejercicio.
Cuando entrenas, recolectas energía de varias fuentes de combustible que se encuentran en tu cuerpo. Cuando hay oxígeno presente, la energía proviene del glucógeno almacenado y del azúcar en la sangre. Si entrenas lo suficiente, tu nivel de oxígeno disminuye y tus células musculares y glóbulos rojos responden descomponiendo los carbohidratos para obtener energía. El resultado es la presencia de ácido láctico y una sensación de ardor en el músculo. A veces, el dolor es lo suficientemente intenso como para afectar el rendimiento o detener una sesión de actividad o ejercicio.