Durante los primeros meses de vida, los bebés presentan un rápido crecimiento y desarrollo. Según la Nemours Foundation, los bebés triplican su peso al nacer en su primer año de vida. Debido a los requisitos de energía para lograr ese crecimiento, los bebés generalmente desarrollan un deseo saludable de comer. Sin embargo, ciertas condiciones pueden inhibir el apetito del bebé, lo que puede ocasionar retraso en el crecimiento, poco aumento de peso y retrasos en el desarrollo.
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Reflujo ácido
El reflujo ácido es el flujo hacia atrás del ácido estomacal y la comida del estómago al esófago. La acidez del contenido del estómago puede causar irritabilidad, dolor y disminución del apetito. Los síntomas del reflujo ácido incluyen escupidas frecuentes, vómitos, tos, dificultades respiratorias y aversión a los alimentos. De acuerdo con la Clínica Mayo, el engrosamiento de la leche materna o fórmula expresada y la alimentación del bebé en posición vertical puede disminuir los síntomas de reflujo y mejorar la alimentación. Ocasionalmente, los bebés necesitan medicamentos para disminuir la acidez del contenido del estómago.
Alergia a las proteínas lácteas
La alergia a las proteínas lácteas es una afección en la cual el sistema inmune de un bebé reacciona contra la caseína y el suero, las proteínas que se encuentran en la leche. Esto puede causar dolor, hinchazón, picazón y dificultad para respirar cada vez que el bebé ingiere productos lácteos. El bebé pierde el apetito como resultado de la gravedad de los síntomas. Evitar los productos lácteos y alimentar a los bebés con fórmulas hipoalergénicas puede prevenir los síntomas de la alergia a las proteínas lácteas y mejorar el apetito del bebé.
Infecciones
Los bebés carecen de un sistema inmune maduro, lo que los hace vulnerables a infecciones graves. Las infecciones virales y bacterianas pueden causar pérdida de apetito en un bebé. Estos incluyen enfermedades respiratorias como la neumonía, la gripe y la bronquiolitis, ya que el bebé no puede coordinar la alimentación con la respiración rápida asociada con esas afecciones. Otras infecciones, como infecciones del tracto urinario y gastroenteritis, también pueden hacer que el bebé esté demasiado enfermo para alimentarse.
Enfermedad cardíaca congénita
Algunos niños nacen con defectos cardíacos que les impiden alimentarse adecuadamente. Estas afecciones cardíacas congénitas pueden debilitar demasiado al bebé para poder alimentarlo adecuadamente. Además, los bebés con ciertas afecciones cardíacas congénitas pueden sufrir una insuficiencia cardíaca, lo que deja al corazón demasiado débil para bombear sangre de manera efectiva, causando acumulación de líquido en los pulmones y dificultad para respirar y alimentarse. La corrección quirúrgica de estas afecciones y el control médico del balance hídrico pueden ayudar a estimular el apetito del bebé, pero algunas veces estos bebés se enferman demasiado y requieren alimentación por medio de un tubo hacia el estómago.