El agua carbonatada a menudo ha sido un tema del debate en curso sobre su capacidad para impedir el proceso de quema de grasa. La carbonatación que se encuentra en las bebidas gaseosas es dióxido de carbono o CO2, que se agrega sintéticamente durante el proceso de fabricación. Esta carbonatación añadida puede tener buen sabor, pero a menudo se considera que es el villano en nuestra guerra contra la grasa.
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Quemagrasas y carbonatación
El agua carbonatada no impide la capacidad del cuerpo para quemar grasa de manera efectiva. La grasa se almacena en forma de triglicéridos dentro de la célula adiposa. Estos triglicéridos se rompen y se convierten en el combustible para nuestro cuerpo conocido como trifosfato de adenosina o ATP, y luego se usan en la célula para la producción de energía. El dióxido de carbono contenido en el agua carbonatada no alcanza el nivel celular para poder interferir con el proceso de quema de grasa.
El destino de dióxido de carbono en agua carbonatada
Cuando ingerimos agua carbonatada, nuestro estómago se llena con una combinación de agua y pequeñas burbujas que se liberan del agua para expulsar el gas de dióxido de carbono eso ha sido agregado. Esto significa que en el estómago, experimentamos una acumulación de gas que se expulsa del cuerpo a través del esófago o a través del tracto digestivo inferior. El gas saldrá del cuerpo y no será absorbido por el torrente sanguíneo.
Incapacidad para alcanzar las células grasas
Todos los nutrientes que ingerimos son absorbidos a través de nuestro tracto intestinal. En los intestinos, existen barreras físicas llamadas villi y micrcovilli, que seleccionan los nutrientes y elementos que entrarán en nuestro sistema circulatorio y, en última instancia, en nuestras células. Esta barrera es físicamente incapaz de permitir el paso del dióxido de carbono debido a la incapacidad de nuestro cuerpo de reconocer el dióxido de carbono como un nutriente esencial. No hay un mecanismo de transporte que permita que el dióxido de carbono alcance la grasa que se está quemando.
El origen de esta teoría
La teoría de la inhibición de la quema de grasa mediante el consumo de agua carbonatada tiene sus raíces en la fotosíntesis. Las plantas tienen la capacidad de convertir el dióxido de carbono y el agua en glucosa con la ayuda de la luz solar. Los altos niveles de glucosa en el torrente sanguíneo desencadenan la liberación de insulina, lo que aumenta el almacenamiento de grasa e inhibe la quema de grasa. No tenemos la capacidad de fotosintetizar y crear glucosa a partir de dióxido de carbono como lo hacen las plantas, lo que refuta completamente esta teoría.