Un jefe exigente, problemas familiares, presión académica, enfermedad, dificultades financieras, problemas de relación: todos estos factores pueden aumentar sus niveles de estrés diario. Las personas reaccionan al estrés de diferentes maneras, pero muchas experimentan un cambio en los patrones de alimentación. Es común recurrir a la comida para mayor comodidad, pero a menudo lleva a comer en exceso y a aumentar de peso. Para otros, los altos niveles de estrés pueden hacer que la comida no sea atractiva y que cause pérdida de peso.
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Aumento de peso es más probable
Es más probable que ganes peso que perderlo cuando estás estresado, dada la mecánica simple del sistema del cuerpo para manejando situaciones estresantes. El estrés pone en marcha tu respuesta natural de lucha o huida, lo que te lleva a producir más cortisol, la hormona que ayuda a tu cuerpo a cumplir con sus mayores demandas de energía. Este aumento en el cortisol tiene un vínculo directo con el almacenamiento de grasa y el aumento de peso, especialmente a través del abdomen. Las personas con exceso de grasa abdominal tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.
El estrés y las malas elecciones de alimentos
Cuando estás bajo estrés, es probable que te excedas en las galletas, los dulces y otros alimentos ricos en calorías que parecen suaves. En un estudio, publicado en "Nutrición" en 2013, los estudiantes bajo estrés para un buen desempeño en la escuela secundaria comieron más alimentos en general que aquellos que no estaban académicamente estresados, y también eligieron una gran cantidad de alimentos azucarados. Un estudio de adultos sanos, publicado en "Psychosomatic Medicine" en 2000, encontró de manera similar que el estrés aumentaba la alimentación emocional, y que los participantes sometidos a estrés alcanzaban con mayor frecuencia los alimentos altos en grasas, altos en azúcar y altos en calorías.
Ansiedad, dolor y pérdida de peso
Las situaciones estresantes también pueden llevar a la pérdida de peso, especialmente si tiene duelo o está pasando por un evento traumático. Si desarrolla ansiedad acerca de su nivel de estrés o se deprime, puede disminuir su deseo de comer o hacer que la comida parezca poco atractiva. Empieza a perder peso cuando no obtiene las calorías que necesita para mantener su peso normal. La ansiedad también puede llevar a movimientos nerviosos, inquietos o ejercicio excesivo, de modo que usted quema más calorías de las que ingiere y pierde peso. Hable con su médico si de repente comenzó a perder peso.
Manejo del estrés
Tomar malas decisiones alimenticias o no comer lo suficiente puede comprometer su sistema inmunológico y dejarlo vulnerable a las enfermedades. Asegúrese de comer una mezcla de frutas y verduras frescas, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables. En los días en que no tiene mucho apetito, intente comer porciones más pequeñas durante todo el día en lugar de grandes cantidades de alimentos en algunas sesiones. Practicar yoga o meditación, escuchar música y mantenerse en la vida social son todas técnicas de manejo del estrés que pueden ayudarlo a superar los problemas.