La salud a corto y largo plazo de su bebé en crecimiento depende críticamente de su estado nutricional antes y durante el embarazo. Una dieta saludable para el embarazo debe reflejar una combinación de macronutrientes: grasas, proteínas y carbohidratos, con un enfoque en varios micronutrientes importantes, incluidos los ácidos grasos esenciales y el ácido fólico. De lo contrario, sin tomar decisiones conscientes e informadas acerca de su nutrición, su bebé es susceptible a una variedad de enfermedades y complicaciones que incluyen bajo índice de natalidad, diabetes, enfermedad cardíaca e hipertensión, e incluso cáncer.
Enfermedad cardíaca e hipertensión
Un popular estudio epidemiológico de 1945 reveló datos alarmantes que muestran que los bebés que nacieron durante la hambruna donde sus madres solo estaban comiendo de 400 a 800 calorías totales por día desarrollaron una enfermedad cardíaca y hipertensión. Se teoriza que después de sufrir malnutrición durante la gestación, los bebés experimentan una adaptación fetal en la que esencialmente entran en un período de recuperación después del nacimiento para adaptarse a una dieta que el cuerpo está diseñado para consumir. En otras palabras, la falta de nutrición en el útero puede provocar un consumo excesivo de calorías después del nacimiento y, en última instancia, provocar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes en la edad adulta. (Recurso 1) Debido a que la energía es el componente principal que contribuye al aumento de peso fetal, la Asociación Dietética Estadounidense recomienda una ingesta calórica diaria general de 2, 200 a 2, 900 por día después del primer trimestre del embarazo. (Recurso 2)
Defectos del tubo neural y bajo coeficiente de inteligencia
El ácido fólico y los ácidos grasos esenciales son críticos durante el embarazo para prevenir defectos del tubo neural y desarrollo cerebral deficiente, respectivamente.