El corazón es un órgano muscular que es extraordinariamente sensible a las alteraciones en el equilibrio electrolítico. Esto se debe a que se requieren electrolitos para mantener la actividad eléctrica del corazón. Los electrolitos normalmente se obtienen de la dieta y, en condiciones normales, se mantienen en las porciones adecuadas de los riñones en la sangre. Algunas condiciones pueden agotar uno u otro electrolito, alterando el equilibrio y afectando la actividad eléctrica del corazón. Esto produce cambios en la función del corazón.
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Ritmo cardíaco
El corazón es una bomba mecánica que late a un ritmo o ritmo controlado por la actividad eléctrica. El control eléctrico se origina tanto en el sistema nervioso autónomo como en la propia red nerviosa intrínseca del corazón. El control neuronal del corazón, así como los músculos individuales del corazón están influenciados por una variedad de factores. Un factor importante es el nivel de electrolitos en la sangre. Los electrolitos ayudan a mantener el ritmo cardíaco normal, pero también pueden causar problemas, como latidos cardíacos irregulares, cuando los electrolitos no están en concentraciones óptimas. Una anormalidad del ritmo cardíaco se llama palpitaciones del corazón o la sensación de latidos cardíacos irregulares.
Función de los electrolitos
Los electrolitos son sustancias que, cuando se colocan en el agua, pueden transportar una carga eléctrica. Los electrolitos son necesarios para casi todas las funciones fisiológicas, como mantener el equilibrio hídrico en las células, crear enzimas y crear energía. Dos de los electrolitos más importantes para la función celular son el potasio y el sodio, según el "Libro de texto de fisiología". Sus proporciones relativas en la sangre están controladas por los riñones. Además, los diferentes tipos de células tienen sus propios mecanismos de control individual para mantener estos dos electrolitos en un equilibrio relativo estrecho. Este equilibrio es particularmente importante en ciertos tejidos que dependen de la actividad eléctrica para funcionar correctamente. El corazón es extraordinariamente sensible al equilibrio electrolítico ya que su ritmo se controla eléctricamente.
Potasio
Todos los electrolitos son importantes para mantener la función cardíaca normal. "La Enciclopedia de Cirugía" señala que el potasio es particularmente importante debido a pequeñas diferencias en los niveles relativos de potasio sérico y otros electrolitos, tales como el sodio y el magnesio, pueden tener un efecto enorme en el ritmo del corazón. La concentración de potasio afecta tanto el sistema eléctrico del corazón como el músculo cardíaco directamente. De acuerdo con Pediatric Critical Care Medicine, cuando los niveles séricos de potasio caen por debajo de 3. 5 mEq por litro, las células cardíacas comienzan a volverse eléctricamente inestables. Cuando los niveles séricos de potasio caen por debajo, 2.5 mEq por litro, que se considera hipocalemia grave, el efecto eléctrico sobre el corazón puede ser peligroso.
Palpitaciones
Un exceso de uno u otro electrolito puede producir un cambio en las cantidades relativas de electrolitos requeridas para mantener las células eléctricamente activas. El exceso de electrolito puede producir desigualdades entre la carga eléctrica interna y externa de una celda, lo que provoca una perturbación eléctrica en la membrana celular. La eliminación de electrolitos, como ocurre con la diarrea o la adición de electrolitos, como ocurre con una dieta alta en magnesio, también puede tener profundos efectos en los órganos controlados eléctricamente, como el corazón. La deficiencia de potasio, llamada hipocalemia, también puede causar que el sistema eléctrico del corazón produzca palpitaciones. Esto generalmente ocurre con hipocalemia severa. Del mismo modo, un exceso de potasio o hipercalemia puede provocar la fibrilación del corazón, lo que significa que el sistema eléctrico del corazón no está sincronizado, lo que causa latidos rápidos e irregulares. Para restablecer el ritmo normal, reemplace el electrolito de potasio por vía intravenosa o por administración oral. Se deben controlar otros electrolitos, como el sodio, el cloruro, el magnesio y el calcio, para garantizar un equilibrio adecuado con el potasio.