Si eres una de las miles de personas a las que se les diagnostica pericarditis cada año, es posible que hayas sentido que estás teniendo un ataque al corazón porque los síntomas son similar. La pericarditis incluso puede afectar a atletas y niños jóvenes saludables debido a una infección viral, enfermedad autoinmune o trauma. Aunque la afección podría impedirle hacer ejercicio y entrenar hasta que se aclare, eventualmente podrá volver a la actividad normal.
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Identificación
El pericardio es un saco delgado de doble capa en la superficie de su corazón lleno de líquido. Cumple una función importante: proteger el corazón de una infección o de sobreextender, pero puede inflamarse e inflamarse, lo que lleva a la acumulación de exceso de líquido. Los síntomas incluyen un dolor punzante que puede irradiarse a la espalda, el cuello o el hombro izquierdo; dificultad para respirar cuando está acostado; una tos seca; y ansiedad o fatiga. La mayoría de los casos se encuentran en hombres de entre 20 y 50 años, aunque también puede afectar a mujeres. El tratamiento incluye varios medicamentos que deberían aclarar la condición, aunque a menudo recurre.
Marco de tiempo
Un artículo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Saint Louis, publicado en "Current Sports Medicine Reports" en abril de 2006, recomienda que los atletas con pericarditis se abstengan de todo ejercicio físico hasta que las pruebas muestren no hay evidencia de enfermedad activa. Después de ese tiempo, deberían poder volver a jugar. El Dr. David Stewart, director médico del Heart and Vascular Institute of Providence Everett Medical Center, agrega que la pericarditis generalmente demora de una a tres semanas para sanar, aunque tratar de hacer ejercicio demasiado pronto puede causar una recurrencia. Si su pericarditis se acompaña de miocarditis, una infección del músculo cardíaco, pueden pasar de cuatro a seis semanas antes de que pueda comenzar a hacer ejercicio nuevamente.
Beneficios del ejercicio
El ejercicio no evitará ni curará la pericarditis, pero puede mejorar su fuerza y resistencia. Los músculos más fuertes ayudarán a su corazón a usar el oxígeno de manera más eficiente, y el corazón no tendrá que trabajar tan duro para bombear sangre. La presión arterial reducida aumentará su nivel general de salud y estado físico, y ayudará a impulsar su sistema inmune que combate las enfermedades.
Protocolos de ejercicio
Después de finalizar el tratamiento, comience a hacer ejercicio lentamente al principio y trabaje con su médico o fisioterapeuta para crear una rutina de ejercicios personalizada. Caminar despacio es una buena manera de volver a la actividad, mientras su terapeuta controla su presión arterial, frecuencia cardíaca y ritmo cardíaco. A medida que aumenta su resistencia, puede comenzar a caminar, correr, andar en bicicleta o nadar a paso ligero. Si experimenta dificultad para respirar o latidos cardíacos rápidos, o si tose sangre o tiene pérdida de peso inexplicable, consulte a su médico.