Una fiebre puede hacer que sude y pierda más agua de lo normal. Las fiebres también pueden hacer que te sientas tan enfermo que no quieras comer ni beber nada. Cuando esté enfermo con la gripe o cualquier virus, haga un esfuerzo extra para beber agua y evitar la deshidratación. El agua helada no solo te ayuda a mantenerte hidratado, sino que también puede refrescarte.
Video del día
Paso 1
Calcule la cantidad de agua que necesita por día. El Dr. Sears afirma que los adultos necesitan ½ a ¾ oz. de agua por cada libra de peso corporal. Este requerimiento de agua abarca todos los líquidos e incluso sopas y frutas que contienen agua.
Paso 2
Llene una taza grande, una botella de agua reutilizable u otro recipiente con agua helada y guárdelo cerca de usted. Las fiebres a menudo causan una disminución del apetito porque los alimentos parecen perder su sabor. El agua helada proporciona una opción refrescante e hidratante cuando otras bebidas como jugos y bebidas deportivas pueden no parecer apetecibles.
Paso 3
Tome sorbos de su botella de agua al menos cada 10 a 15 minutos mientras está despierto. Evite beber el agua demasiado rápido, especialmente si ha estado vomitando. Beber agua lenta pero constantemente puede ayudar a que se absorba con mayor facilidad sin provocar que su cuerpo vacíe el contenido de su estómago.
Paso 4
Vuelva a llenar su botella de agua según sea necesario y refresque el hielo para mantenerlo frío. Pídale a alguien que lo haga por usted si tiene fiebre alta o simplemente no se siente lo suficientemente bien como para hacer viajes a la cocina.
Consejos
- Comuníquese con su médico si no puede mantener baja el agua helada u otros líquidos. Deshidratarse puede causar un desequilibrio electrolítico dentro de su cuerpo que puede necesitar tratamiento con líquidos por vía intravenosa.