Una buena fuente de vitamina A, folato, potasio y fibra, la lechuga romana está disponible fresca en cualquier época del año. Delicioso cubierto con picatostes, queso parmesano rallado y aderezo de ensalada César, la lechuga romana también es sabrosa cuando se coloca en sándwiches o como un refrigerio ligero cuando se combina con rebanadas de pavo. Preparar la lechuga romana correctamente lo ayudará a durar más tiempo y preservará su sabor fresco.
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Paso 1
Inspeccione su cabeza de lechuga romana y elimine las hojas marchitas o descoloridas. Estos tienden a estar alrededor de la parte exterior de la cabeza de la lechuga.
Paso 2
Lave la lechuga romana completamente, usando agua corriente fría. Entre todas las diferentes capas de hojas de lechuga.
Paso 3
Coloque las hojas en un centrifugador de ensalada y úselo para secar las hojas, o coloque las hojas de lechuga húmedas entre las capas de toallas de papel y permita que la humedad se absorba.
Paso 4
Rasga las hojas con las manos en las piezas de tamaño que deseas, o deja las hojas de romana para platos como ensaladas César.
Paso 5
Agregue aderezo a la ensalada justo antes de servir para evitar que las hojas de romero se vuelvan húmedas.
Paso 6
Guarde su lechuga romana en el refrigerador; usar una bolsa de plástico perforada o una bolsa de verduras puede ayudar a que la lechuga dure más tiempo.
Cosas que necesitará
- Lechuga romana
- Agua
- Centrifugadora
- Toallas de papel