Comer comida chatarra regularmente está relacionado con la obesidad y condiciones crónicas de salud, como presión arterial alta, pero muchas personas todavía elija fuentes de comida chatarra sobre sus homólogos de alimentos integrales saludables y nutritivos. La comida chatarra suele ser barata, procesada y preempacada, lo que facilita su disponibilidad, pero hay varios motivadores psicológicos que predisponen a las personas a elegirla como comida o refrigerio.
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Elegir conveniencia
Los horarios ocupados a menudo disminuyen la cantidad de tiempo que las personas tienen para preparar comidas saludables y nutritivas, por lo que optan por opciones más rápidas y fáciles. Los alimentos integrales, como las verduras y la carne, requieren tiempo y equipo de cocina para cocinarse adecuadamente, mientras que las hamburguesas de comida rápida generalmente se sirven a los pocos minutos de haberlas pedido. Con el tiempo, esa conveniencia se convierte en un hábito y, finalmente, una necesidad percibida para mantenerse al día con una sociedad tan acelerada. Interrumpir esa rutina requiere una inversión de tiempo, y la mayoría de la gente prefiere seguir con la opción más rápida.
Aliviar la ansiedad
Un resultado periférico de esta cultura de ritmo rápido es el aumento de los niveles de estrés y ansiedad. El aumento de los niveles de estrés hace que el cuerpo gaste más energía, estimulando el hambre de un sustento denso en calorías e impulsando a la gente a comer alimentos grasos y azucarados. Los altos niveles de ansiedad también hacen que las personas busquen comida chatarra como un medio de comodidad. Cuando están estresados, las personas buscan formas de calmarse, y los efectos positivos de la comida chatarra en el centro de recompensa del cerebro la convierten en una elección reconfortante.
Sufrimiento por falta de sueño
También hay evidencia que sugiere que la privación del sueño motiva a las personas a elegir comida chatarra por encima de alimentos saludables. Cuando el sueño está restringido, el centro primario de recompensa del cerebro se vuelve más activo, mientras que las funciones ejecutivas de los lóbulos frontales se suprimen más. Esto efectivamente disminuye la fuerza de voluntad, haciendo que las personas sean más propensas a buscar alimentos con alto contenido de grasa y azúcar, que lógicamente son malas elecciones que desencadenan el centro de recompensa.
Developing Addiction
Las personas también pueden elegir comida chatarra simplemente porque han desarrollado una leve dependencia física de ella. Los estudios demuestran que los atracones de alimentos con alto contenido de azúcar o grasa producen cambios neuroquímicos en el cerebro similares a los que se desarrollan en la adicción a las drogas. Según un estudio publicado en "Fisiología y comportamiento" en octubre de 2011, las ratas que consumen habitualmente alimentos con alto contenido de azúcar y grasa anhelan mentalmente más de esas sustancias y experimentan síntomas similares a los de abstinencia si no tienen acceso a ellas. Después de desarrollar el hábito, las personas pueden ser neuroquímicamente impulsadas a elegir comida chatarra.