La anorexia nerviosa es un trastorno alimenticio que implica una restricción severa de calorías, imagen corporal distorsionada y efectos adversos variados en el cuerpo. Las consecuencias graves de la anorexia para la salud incluyen la arritmia cardíaca, la osteoporosis, la anemia, los problemas neurológicos y gastrointestinales y el daño hepático. Las enzimas hepáticas elevadas son una complicación frecuente de la anorexia e indican que las células del hígado están dañadas o inflamadas. La alanina transaminasa (ALT) y la aspartato transaminasa (AST) son las dos enzimas hepáticas que se encuentran con mayor frecuencia en los análisis de sangre.
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Fallo de órgano
Las enzimas hepáticas elevadas pueden ser una señal de advertencia de que se está produciendo una falla multiorgánica en alguien con anorexia. La falla orgánica puede ocurrir debido a la restricción calórica prolongada, por la cual los órganos entran en falla debido a la desnutrición. Si las enzimas hepáticas están elevadas con la anorexia, las calorías deben administrarse lo más rápido posible bajo supervisión médica.
Inanición
La inanición prolongada que ocurre con la anorexia hace que el cuerpo aumente la descomposición de los músculos y las células grasas utilizadas como combustible. Estas células se envían al hígado para su conversión a glucosa. El aumento y la cantidad de grasa enviada al hígado puede causar inflamación y daño hepático. Este daño, que puede conducir a una enfermedad del hígado graso no alcohólica, puede causar niveles elevados de enzimas hepáticas.
Hierro
Las mujeres que son anoréxicas pueden dejar de menstruar como consecuencia de este trastorno. La deshidratación también puede ocurrir, y la combinación de ambos puede poner a las mujeres en riesgo de tener demasiado hierro en sus cuerpos. El daño al corazón y al hígado se produce por un exceso de hierro, ya que el hierro se almacena en el hígado. Esto puede conducir a enzimas hepáticas elevadas, lo que indica que el hígado está dañado.